domingo, 29 de noviembre de 2009

ANALISIS:


Ernesto Sábato se interesó acerca de las posibilidades que ofrecería la literatura para analizar problemas existenciales, y el fruto fue la novela El túnel (1948) en la que el narrador describe una historia de amor y muerte en la que muestra la soledad del individuo contemporáneo. A Sábato le interesa reflexionar sobre la locura, comprender el motivo por el cual el protagonista mata a la mujer que ama y que es su única vía de salvación. La obra tuvo una gran aceptación y sirvió para calificar a su autor como una inquietante y original personalidad literaria.
Pertenecía a la sociedad burguesa de Argentina. Es humanista y denuncia todas las arbitrariedades de los gobiernos militares, tanto dentro de su país como del exterior.

Recursos literarios
Símil
1-“…pero esos momentos de ternura se fueron haciendo mas raros y cortos, como inestables momentos de sol en un cielo cada vez mas tempestuoso y sombrío…” Cáp. 17
2-“…cuando ella me vio, se detuvo como si de pronto se hubiera convertido en piedra…” Cáp. 9
Epíteto
1-“…el cielo, tormentoso…” Cáp. 27
2-“…entre los árboles agitados…” Cáp. 38
Asíndeton
1-“…desprecio a los hombres, los veo sucios, feos, incapaces, ávidos, groseros, mezquinos…” Cáp. 21
2-“…nacemos en medio de dolores, crecemos, luchamos, nos enfermamos, sufrimos, hacemos sufrir, gritamos, morimos, mueren…” Cáp. 9
Paradoja
1-“…sentí que eras como yo y que también buscabas ciegamente a alguien…” Cáp. 27
2-“…su rostro de cadáver logro sonreírme…” Cáp. 2
Polisíndeton
1-“…yo, tan entupido, tan ciego, tan egoísta, tan cruel…” Cáp. 15
2-“…esa vida curiosa y absurda en que hay bailes y fiestas y alegría y frivolidad…” Cáp. 36
Hipérbole
1-“…pero este sol era un sol negro, un sol nocturno…” Cáp. 15
2-“…el mar se había ido transformando en un oscuro monstruo…” Cáp. 27
Personificación
1-“…los caminos me fueron trayendo recuerdos de otros mundos…” Cáp. 15
Metáfora
1-“…mi propio tiempo fue una cantidad inmensa y complicada, lleno de cosas y vueltas atrás, un rió oscuro y tumultuoso a veces, y a veces extrañamente calmo y casi mar inmóvil…” Cáp. 36

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